Como seres humanos, la vida nos enfrenta a distintos episodios a lo largo de nuestro caminar por el mundo. Así como podemos vivir momentos maravillosos, no estamos exentos de pasar malos ratos, algunos más que otros. Son precisamente esos, los que dejan huella adversa en nuestra existencia, a los que se les denomina Acontecimientos Traumáticos Severos (ATS).
Vivir una de estas experiencias usualmente representa un lastre en nuestro desempeño cotidiano en los distintos planos de nuestra rutina: mental, físico, laboral, familiar, amistoso; por mencionar algunos. Por ello, es prioritario atender de manera adecuada al individuo, logrando así superar el bache emocional y evitar secuelas posteriores.
Apuntando a un enfoque y respaldo profesional, la psicóloga de Mind Help, Tania De La Fuente, desmenuza la temática a través de dos visiones principales: personal y empresarial, y nos cuenta los pasos a seguir hacia un correcto cuidado de estas situaciones.
Implicaciones
Para comenzar a hablar sobre los ATS, es necesario comprender qué envuelve el concepto. Así lo define la terapeuta:
“El Acontecimiento Traumático Severo es un evento que genera malestar emocional a la persona, que le provoca un estrés excesivo, y que generalmente va a interrumpir de forma negativa su calidad de vida. Depende mucho del contexto, pero la NOM-035 considera importante, por ejemplo, vivir un accidente que genere un impacto importante en la salud propia o de alguien más; que haya lesiones físicas, o que quede una secuela. También aplican cuestiones como robos, asaltos, o algún hecho donde no puedo hacer nada, soy víctima de una circunstancia donde normalmente hay pérdida. Hablamos igualmente de cuestiones relacionadas con una sensación de desamparo y violencia: acoso, abuso físico o sexual”.
Como se mencionó en un principio, nadie está exento de vivir un ATS en algún momento de su vida. La clave para Tania es una detección temprana de estos episodios, que pueda brindar las herramientas adecuadas a la persona para afrontar el acontecimiento. Hablando desde una perspectiva institucional, existen puntos que facilitan la identificación de estos casos.
De la misma manera, nombró señales que las empresas o instituciones pueden identificar para la oportuna detección de estos acontecimientos en sus colaboradores, apuntando a brindarles también la atención requerida. “Cuando una persona vive un suceso traumático, generalmente se disparan muchos factores relacionados con el estrés severo, entonces va a estar desconcentrada, irritable, tendrá conflictos constantemente con sus compañeros, probablemente su productividad disminuya… Entonces, si la persona no tiene estos recursos internos para sobrellevar la situación, generalmente habrá un impacto en su desempeño laboral.
Una de las cosas que entendemos es que las personas reaccionan con intensidad, tienden a estar muy irritables; o con inseguridad, toman decisiones rápido, constantemente están buscando que alguien más los apruebe, y, sobre todo, es muy claro cuando hay un antes y un después: la persona vive algo así y después, de manera natural, buscamos hacernos cargo de la situación”.
Procedimientos
Al tratarse de situaciones de extrema delicadeza en su manejo, por supuesto que existen protocolos hacia su correcta atención. En México, la legislación contempla, dentro de la Norma Oficial Mexicana (NOM) de Factores del Riesgo Psicosocial en el Trabajo, los pasos a seguir desde las empresas. “La NOM-035 marca la Guía 1 para detectar si alguien ha vivido un suceso traumático, y, si la persona confirma que ha vivido alguna de las mencionadas, indica sintomatología con base en ciertos periodos para hacer una detección más profunda.
A lo que se refiere la Guía 1 se le llama tamizaje: una primera selección de quiénes pudieran experimentar una situación así; después, lo que se considera es que debe haber una evaluación psicológica por profesionales, donde se identifique si la persona cumple con los criterios que marca el Manual para la Detección de Trastornos Mentales de la Asociación de Psiquiatría de Estados Unidos. Si ya se detectó que tiene estrés post trauma, se requiere hacer una intervención para que la persona supere esta situación”.
Más allá de que exista y se inculque una cultura de prevención, ningún método es infalible. El contexto y la naturaleza de los mismos casos juegan un papel importante, además de tener su propia forma de atención “Estamos muy expuestos porque pueden ser situaciones que no sabemos en qué momento pueden pasar. Lamentablemente en nuestro país somos muy susceptibles a ellas. En las empresas, aunque hacen muchos protocolos de accidentes, siempre hay un riesgo.
Y la otra, que también ocurre y que está asociada, tiene que ver con la violencia, y ahí es más difícil de detectar, porque no es un evento per sé, sino que son sucesos reiterados. Generalmente lo que encontramos cuando alguien vivió un abuso sexual o una violación, no siempre fue la primera, sino hubo una cadena de eventos que le llevaron a esa situación. En el tema de violencia en el trabajo, por ejemplo, el hostigamiento laboral no es de un solo día, sino una serie de vivencias que van sumando a que la persona presente estos síntomas”.
Con el caso plenamente identificado, así como su índole y su profundidad, es momento de entrar en acción, como comentó la especialista.
“Cuando vivimos una situación así, lo más recomendable es hacer una intervención psicológica. Podríamos decir ‘primeros auxilios’: cualquiera que esté capacitado en escucha activa, para que, si alguien vive algo así y le doy mi comprensión y mi escucha, aliviane mucho a la víctima; porque entonces no siente que fue su culpa, o se cuestiona por qué pasó eso. Realmente una de las primeras fases es el apoyo social, que alguien me entienda, me comprenda, me escuche, me acompañe, con todo lo que sobreviene la situación; y si no es factible reanudar la vida social, hablaríamos ya de una primera intervención en crisis, con un profesional que nos dé una atención personalizada. Aquí lo que se busca prevenir primero, es que se establezca el trastorno de estrés postraumático”.
Responsabilidad
Así como las instituciones deben ocuparse por el bienestar integral de su capital humano, cada individuo tiene la tarea de atenderse en pro de vivir una vida plena y sana. En consecuencia, Tania deja el primer gran paso para que cada quien inicie su propio camino. “Suena como comercial de TV, pero: cuéntaselo a quien más confianza le tengas. Si te ha pasado algo, ve con alguien a quien sientas que puedes compartirle eso, porque el hecho de hablarlo, de ponerlo en palabras, también nos ayuda a identificar qué emociones nos está generando o cómo lo estamos viviendo, e incluso hasta encontrar soluciones.
A veces no hablamos, no digo nada de lo que me pasó, o comparto muy poco, o lo trato de sobrellevar; para las personas que tienen más habilidades, eso permite fluir la emoción de otras formas, pero para otras se queda atorado, entonces constantemente están reviviendo la situación en su cabeza. Ahí es donde empieza el estrés post trauma, cuando alguien presenta estas señales, vemos gente que tiene acciones torpes, que está desconcentrada, que deja de hacer bien algo que normalmente hacía, y eso es algo que desde la empresa se puede detectar”.
Existe también una alternativa en caso de no ser viable el acercamiento a una persona cercana: la atención profesional. La especialista nos recuerda que los terapeutas especializados están preparados para no emitir juicio o crítica alguna hacia sus pacientes, por lo que esto no debería representar un obstáculo para tomar la opción.
De la misma manera como mencionó indicadores para que las empresas detectaran casos en sus empleados, ofreció otro par que ayudarán a la persona a tomar la decisión. “Otra señal es pensar que con el tiempo se me va a quitar. Regularmente las personas están recordando lo que les pasó, incluso con cosas externas como sonidos o lugares, y no se le da importancia. Ahí es donde hay que buscar ayuda.
También a veces mucha gente busca ‘olvidar’ la situación, ya no quieren pensar en eso, entonces hacen esta labor de evitar lo que pasó, y utilizan alcohol u otras sustancias para quitar ese mal recuerdo, que a la postre genera otro problema más”.
Por último, recomendó detectar acciones que brinden paz interior a cada uno, y funcionen como herramientas para hacer más llevadero el trayecto. “Conocer las estrategias de afrontamiento, o sea, estas actividades que en ti mismo te ayudan a superar el estrés. Por ejemplo, hay gente a la que le ayuda hacer ejercicio, para sentirse más tranquilo, a generar este momento de bienestar; también hay a quien le guste escuchar música”.
Psic. Tania De La Fuente
Tania de la Fuente Chávez es licenciada en Psicología por Unversidad del Valle de México. Tiene una Maestría en Psicología Social por Universidad Autónoma de Querétaro y una Maestría en Prevención del Consumo de Drogas por la Universidad Veracruzana. Dentro de sus áreas de expertise se encuentran Desarrollo Humano, Inteligencia Emocional y la Gestión de Capital Humano. Cuenta con certificación en Coach por Talanton en el año 2012, también en Master Trainer en Prevención Universal (UPC) por Organización de los Estados Américanos – CICAD – Plan Colombo. Actualmente es la Directora de la empresa SENTIDO, Consultoria lntegral en Psicología.
Conclusiones
- Si has vivido algún ATS, aunque haya pasado tiempo, busca platicarlo con gente de confianza o un profesional.
- En caso de que encuentres dificultad para hallar paz interior, es una señal para ir por ayuda.
- Aunque cueste trabajo hablar sobre emociones o sucesos dolorosos, siempre será mejor compartirlo que guardarlo.
- Como empresa, la detección temprana de un colaborador que ha vivido un ATS ayudará a cuidar el bienestar de tu plantilla y mejorar en distintos rubros como productividad, rotación de personal o ausentismo.